Corría el año 2001 y en medio del quilombo que transformaba en crisis para todos, lo que venía siendo un desastre para una mayoría ya excluida, un amigo (y compañero audiovisual) me presentaba a su amigo y me preguntaban si me sumaba como productor de una película que documentaría la historia del Rastrojero. Marcos y Miguel (los Directores) tardaron pocos mates en entusiasmarme y otorgarme el pomposo título de productor de la película. Contar la historia del país, del peronismo, de la industria nacional y de su abrupto final durante la dictadura, y hacerlo a través de la gente que los recorrió, fue irresistible.Tres personas y un mate pueden ser una película cuatro años después.
Sin guita, jodiendo a todos los amigos y familia, explotando todos los rubros técnicos de los conocidos, insistiendo en todos los lugares que recorríamos, apilando cincuenta roles en un puñado de valientes, mangueando y limosneando a todos los estados provinciales, aprovechándonos de haber sido buenos alumnos en las escuelas de cine, generando deudas incobrables, sobreviviendo al rodaje que contemplaba dólares, Lecops, LeCors (bonos de Córdoba) y pesos de Machinea del 2002, pidiendo vacaciones en los laburos rentados para trabajarlas al borde del colapso y las trompadas, aguantando todos los trabajos de parto y las mil y un cesáreas del montaje, volviendo a usar y a joder a todos y todas...
Hicimos El Rastrojero. Utopías de la Argentina potencia.
Luego vinieron los capítulos del tema "Festivales", una estación indispensable en el derrotero de una película que representa lo que se gasta en una hora de rodaje de una superproducción...
Y llegamos al estreno en un cine cordobés...
Luego de muchos años (y de mucha historia bajo los ejes) llegamos a una nueva pregunta de Marcos y Miguel: Lo estrenamos en el MALBA?
La respuesta la dará una sala a oscuras en septiembre y en la Avenida Alcorta.
Laureano
